Agradecer la vida sana a través del sufrimiento ajeno.
Hoy , en una tarde de invierno de mucho frío vino la señora Eva a dejarme de regalo los audifonos de su suegro fallecido.
Cuando ella, llegó a mi consultorio , yo despedía a 2 pacientes.
Observó atentamente las indicaciones que hacía a los padres de los niños y la sentía involucrada en con mis consejos a los padres.
Los niños se fueron y Eva pasó a la sala de espera.
Me dió los audífonos y pilas, y yo le agradecí mucho su gesto de ayudar y además traerlos hasta mi consultorio, fue doble esta solidaridad.
Empezamos a charlar y me contó cómo se había enterado de mi tarea.
Cuando charlamos de la discapacidad, la ví muy empadada en el tema, habla con el corazón.
Y me dice:" Con mi hijo tuve un largo camino, era con Sindrome de Down".
Yo le preguntó: Por qué decis tuve?
Y me cuenta que su hijo falleció por leucemia y agrega: " Yo sí que las pase ".
Su sufrimiento vivido me paralizó en especial como madre de niños sanos y me dió en ese momento muchas ganas de agradecer la VIDA SANA.
Y esto lo sentí a través del sufrimiento ajeno.
Nos despedimos con un abrazo y en ese momento llegaban los niños del turno siguiente.
Luego de conocer la historia de Eva, continué trabajando con más fortaleza y agradeciendo la salud.
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